El cabo López es un buen militar. Se levanta todos los días a las cinco de la mañana, se da sagradamente una ducha de diez minutos y se afeita prolijamente día por medio. Su uniforme impecable, su pelo bien peinado. Un ejemplo a seguir. Saluda cordialmente a sus compañeros y se cuadra ante sus mayores. Llega a las siete de la tarde a su casa, de vez en cuando patea a su perro, castiga a sus hijos todos lo fines de semana después de gritarles. A su esposa la obliga una vez por semana. López es solo un buen militar.
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